sábado, 21 de abril de 2012

Adicciones

Ante un serio panorama de pobreza y de falta de oportunidades, no es de sorprenderse que la producción ilícita de drogas y el narcotráfico encuentren un campo propicio. El vector más importante para la experimentación con drogas es el usuario mismo; de acuerdo con la Encuesta Nacional de Adolescentes, 64% de los menores recibieron por primera vez algún tipo de droga por parte de un amigo y solo 4% por conducto de un distribuidor. En las zonas urbanas se les proporciona droga a los menores para su consumo y comercio moderado, mientras que en zonas rurales los campesinos pobres deciden cultivarla, generalmente son estas personas las que tienen un difícil acceso a programas de salud y educación.


BEBIDAS ALCOHÓLICAS
Al tradicional problema del abuso de bebidas alcohólicas entre los varones de la edad media, se han sumado las mujeres y una población adolescente que copia los modelos adultos asociados con frecuencia con el consumo y la embriaguez.




En la actualidad se tolera o incluso promueve el consumo de este tipo de bebidas en menores de edad, porque a diferencia de otros países, en México no existen normas claras que limiten el consumo en este grupo de edad. Aun cuando la mayor marte de los adolescentes no tiene problemas con su manera de beber, 3.2% de ellos presentan síntomas que sugieren dependencia.




Entre las consecuencias del abuso de bebidas embriagantes destaca: tener relaciones sexuales bajo sus efectos, intento de suicidio y conducir en estado de embriaguez, representan casos muy comunes y de terribles consecuencias.






Los estudios de población general señalan que solamente una de cada tres personas dependientes del alcohol solicitan ayuda para atender el problema.






Si bien la sobre mortalidad existente en nuestro país se puede asociar con otros riesgos derivados de infecciones hepáticas o deficiencias nutricionales, es un hecho que la mortalidad por cirrosis asociada con el abuso del alcohol va en ascenso.


TABAQUISMO
A pesar del cambio en la percepción social del tabaco como producto adictivo y dañino para la salud, los adolescentes, principalmente mujeres, lo consumen cada vez más.






De acuerdo con la ENA la edad de inicio para adquirir el hábito tabáquico ha disminuido. En 1988,
57% de los fumadores actuales o pasados, había fumado su primer cigarrillo antes de los 18 años, en tanto que en 1998 este índice aumentó a 68%. La misma encuesta señala que 27% de los adolescentes varones y 17% de las mujeres de entre 12 y 17 años y que habitan en zonas urbanas han fumado; de ellos 15% fuma diario o casi diario.






Las encuestas entre escolares de enseñanza media y media superior del D.F. señalan un aumento de 9%
entre 1991 y 1997, en el número de menores que han fumado. Este incremento es mayor entre las mujeres, en quienes el aumento fue de 12.5% en comparación con el 5.7% de los varones.






CONSUMO DE OTRAS DROGAS 

Al tradicional problema del uso de inhalables entre los menores y de mariguana entre los jóvenes y algunos grupos de la población adulta, se suma un consumo cada vez mayor de cocaína que incluso ha llegado a los niños y a los sectores pobres de la población. En los adultos se ha incrementado su uso por vía intravenosa. Asimismo, en algunas regiones de la frontera norte se ha detectado un brote epidémico de heroína y han aparecido nuevas drogas como las meta-anfetaminas. En la década de 1970 el abuso de inhalables era propio de las clases más desfavorecidas de la población. Sin embargo, para 1984 el índice de usuarios de esta sustancia mostraba ya tasas similares en escuelas ubicadas en zonas con diferentes niveles de servicios y distintas características de ingreso y empleo de sus habitantes. No es sino hasta los últimos años en que parece disminuir el uso de esta sustancia ante el cambio de preferencia de la población usuaria que ahora se inclina por la cocaína.



A la par del aumento en el consumo de cocaína, se incrementa el uso de drogas por vía intravenosa entre
la población adolescente. Entrevistas a menores de entre 12 y 15 años, conducidas en la frontera norte del país en centros de tratamiento, dan cuenta de este fenómeno. Así, una entrevistada se inyectó cocaína por primera vez a los 13 años, le da igual usar una
jeringa prestada y reporta usarla "las veces que aguante".
Ante la pregunta de si sabe desinfectar la jeringa responde "nada más le damos una enjuagada con agua y ya". Cuando se le pregunta si conoce los picaderos, responde: "Sí pero nunca me inyecté ahí porque ahí es un verdadero desmadre, mujeres, niños, hombres, todos dados a la chingada".







Por otra parte, en el mercado han aparecido nuevas formas de cocaína como el crack -forma más adictiva y dirigida al mercado de menos recursos- y de drogas
del tipo de las anfetaminas (la más común se denomina "éxtasis").


PROBLEMAS ASOCIADOS

En sí, las adicciones no representan sólo un trastorno, sino que traen consigo gran cantidad de problemas médicos y comunitarios asociados, en los ámbitos individual, familiar y social. Probablemente, los que merezcan más atención sean los accidentes y las distintas formas de violencia.

La violencia doméstica puede entenderse como una cadena de interacciones entre el agresor y la víctima, que se inicia cuando dos personas se encuentran, y termina cuando una de ellas lastima e incluso destruye a la otra. A pesar de que el alcohol interviene con frecuencia, no es un factor determinante ni exclusivo para desencadenar la violencia.

Existe la hipótesis de que el abuso de sustancias puede constituir uno de los detonadores de esta conducta, mediando entre la ideación suicida, fenómeno relativamente normal en esta etapa, y la realización del daño con el propósito de quitarse la vida.




[información y datos extraídos de http://www.medigraphic.com/pdfs/salmen/sam-2001/sam014b.pdf]